El año pasado celebramos por vez primera tres
iniciativas dirigidas a combatir la violencia sexual en los conflictos. Todas
ellas eran largamente esperadas y tenían una cosa en común: la fuerza
incontenible de la voz y el liderazgo de las mujeres.
En febrero, un tribunal nacional de Guatemala
condenó a dos ex oficiales militares por cometer violencia sexual durante la
guerra civil del país; fue la primera vez en la historia del mundo que un
tribunal nacional imputó cargos de esclavitud sexual durante un conflicto
armado. Las organizaciones de mujeres trabajaron durante años con las mujeres
indígenas para profundizar en el asunto, que la Fiscal General de Guatemala
presentó ante el tribunal, que estaba presidido por una magistrada.
En marzo, la Corte Penal Internacional (CPI) dictó
su primera condena por delitos sexuales y de género. Un tribunal íntegramente
femenino, formado por tres juezas, presidió el asunto contra el ex
Vicepresidente congoleño Jean-Pierre Bemba, al que una fiscal logró enjuiciar
gracias a unos niveles de participación sin precedentes por parte de las
mujeres víctimas y testigos en la República Centroafricana.
En mayo, las Salas Africanas Extraordinarias del
Senegal condenaron al ex Presidente del Chad, Hissène Habré, por crímenes de
guerra y delitos de lesa humanidad, que incluían la violación y la esclavitud
sexual. Fue el primer asunto de jurisdicción universal enjuiciado en África, y
la primera vez que se declaraba la responsabilidad personal de un ex Jefe de
Estado por cometer violaciones como delito internacional. Esta condena no
habría sido posible sin los testimonios de las mujeres y la inspiradora
resolución de las y los abogados, de las y los defensores de las víctimas y los
derechos humanos, así como de las organizaciones de la sociedad civil locales e
internacionales.
En Guatemala y el Senegal, al igual que en muchas
otras investigaciones, ONU Mujeres tuvo el honor de colaborar con la iniciativa
Justice Rapid Response en el despliegue de asesoras y asesores en cuestiones de
género, seleccionado entre una lista de especialistas en materia de
investigación y documentación de delitos sexuales y de género. La lista está
compuesta por expertas y expertos de 62 nacionalidades. En conjunto, este grupo
de especialistas —de los que un 80 por ciento son mujeres— habla un total de 34
idiomas diferentes. Todas estas personas trabajan muy duro para garantizar que
las sobrevivientes de violencia sexual durante los conflictos reciban un trato
digno y que sus voces sean escuchadas para que se haga justicia.
Los casos históricos a los que hemos asistido este
año demuestran que la conexión existente entre la justicia para las mujeres y
la participación y el liderazgo directo de estas en esos asuntos judiciales
dista mucho de ser nueva o de tratarse de una simple coincidencia. La violencia
sexual es una realidad generalizada y devastadora en demasiados de los
conflictos que se viven en el mundo. Es reconfortante comprobar que se están
adoptando medidas para garantizar la rendición de cuentas por esos actos y que
las mujeres perseveran, con fortaleza y unidad, para impedir que esos delitos
queden sin denunciar o sin castigar.
Fuente:http://www.unwomen.org/es/news/stories/2016/6/statement-for--international-day-for-the-elimination-of-sexual-violence-in-conflict#sthash.u42f3Dos.dpuf