El
14 de junio de cada año se celebra en todo el mundo el Día Mundial del Donante
de Sangre. Su objetivo es agradecer a los donantes su contribución voluntaria y
desinteresada, que permite salvar vidas humanas, y concienciar sobre la
necesidad de donar sangre con regularidad para garantizar la calidad, seguridad
y disponibilidad de sangre y productos sanguíneos para quienes lo necesiten.
Las
transfusiones de sangre y los productos sanguíneos contribuyen a salvar
millones de vidas cada año. Permiten aumentar la esperanza y la calidad de vida
de pacientes con enfermedades potencialmente letales, así como llevar a cabo
procedimientos médicos y quirúrgicos complejos. También desempeñan un papel
fundamental en la atención materno-infantil, los desastres naturales y los
desastres provocados por el ser humano, pues permiten salvar la vida de muchas
personas.
Sin
embargo, en muchos países la demanda supera a la oferta, y los servicios de
sangre han de enfrentarse a muchas dificultades para conseguir que el
suministro de sangre sea suficiente, y garantizar, al mismo tiempo, su calidad
e inocuidad. Únicamente puede garantizarse un suministro de sangre adecuado
mediante donaciones periódicas voluntarias no remuneradas. El objetivo de la
OMS es que, de aquí a 2020, todos los países obtengan su suministro de sangre
de donantes voluntarios no remunerados.
En
la actualidad, solo hay 62 países en el mundo donde el suministro nacional de
sangre procede casi en su totalidad de donaciones voluntarias no remuneradas,
mientras que 40 países siguen dependiendo de donaciones procedentes de
familiares o incluso de donantes remunerados.
Los
objetivos de la campaña de este año son:
Agradecer a
los donantes de sangre sus donaciones, que permiten salvar vidas humanas, y
destacar el tema de la conexión que la sangre crea entre todos nosotros;
concienciar a
la población sobre la necesidad de donar sangre con regularidad y de manera
desinteresada, e incitar a quienes nunca han donado, particularmente a los jóvenes
que gozan de buena salud, a que comiencen a hacerlo;
promover y
resaltar la necesidad de compartir la vida mediante la donación de sangre;
centrarse en
los servicios de sangre como servicio comunitario, así como en la importancia
de la participación de la comunidad para poder contar con un suministro de
sangre suficiente, seguro y sostenible;
convencer a
los ministerios de salud de que manifiesten su reconocimiento a los donantes
voluntarios no remunerados habituales y se comprometan a lograr la autosuficiencia
en sangre y productos sanguíneos íntegramente basada en donaciones voluntarias
y no remuneradas.