Este 17 de diciembre, al igual que
todos los años, se conmemora una vez más, la muerte de Simón Bolívar, el hombre
que con su inteligencia y su espada, supo dar la libertad a cinco Repúblicas.
Aquel lejano 17 de diciembre de 1830 fue el ocaso de
una vida consagrada a la libertad de un mundo. Nunca los pueblos por él
libertados. Podrán hacer lo suficiente para corresponder al sacrificio por la
realización de la gran obra, que como herencia imperecedera, nos legara el
Liberador.
La muerte del gran venezolano, tuvo lugar en la ciudad
colombiana de Santa Marta, donde había llegado enfermo, en estado avanzado,
desde Cartagena y Bogotá. En esta ciudad, meses antes, había ya renunciado a la
Presidencia de la Gran Colombia, desilusionado y triste por los sucesos
políticos, donde la intriga, la ambición, y la ingratitud, habían hecho presa
de la labor de desprendimiento y entrega que el Libertador realizara a favor de
la emancipación y de la felicidad de las naciones por él libertadas.
Pensó Bolívar embarcarse para Europa, pero la
debilidad física que tenía, lo obligó a seguir los consejos de sus amigos, que
eran, de dirigirse a Santa Marta y vivir en un clima campestre. Se instaló en
la Quinta San Pedro Alejandrino, propiedad del español don Joaquín de Mier,
quien se honraba de tener en su casa a tan distinguido huésped.
La noticia del cobarde asesinato de Sucre, fue un
profundo golpe moral, que iría a perturbar aún más la salud del genial soldado
de la libertad. A pesar de la atención profesional que le prestaba su médico de
cabecera, el francés Alejandro Próspero Reverend, y de los cuidados de su
anfitrión y de amigos íntimos, la salud de Bolívar empeoraba. El 10 de
diciembre recibió los santos sacramentos, y dicta su última proclama, dirigida
a los hijos de la Gran Colombia, la obra de la que se sentía orgulloso, y que
veía destruida por la ambición y el egoísmo de los que antes habían sido sus
colaboradores. Su mensaje final está saturado de generosidad y desprendimiento.
Hace un llamado a la unión y a la consolidación de Colombia.
El día aciago llegó el 17 de diciembre. A la una de la
tarde dejó de existir el ‘‘Padre de la Libertad Americana’’, ‘‘El Caballero de
Colombia’’, ‘‘El Hombre más Grande de América’’, ‘‘El Primer Ciudadano del
Mundo’’. Todos estos apelativos, provenientes de consumados pensadores, dicen
del alto concepto en que se tenía, se tiene, y se tendrá, a nuestro Libertador,
Padre de la Patria.
Por eso, en este 17 de diciembre, los representantes
de las repúblicas de Bolivia, Colombia, Ecuador, Panamá, Perú, y Venezuela, así
como el pueblo, congregado ante la tumba del héroe, en el Panteón Nacional,
honrarán su memoria con el ofrecimiento de una corona de flores y la guardia de
un minuto de silencio.
¡Simón Bolívar, el Libertador, siempre vivirá en el
corazón de los pueblos por él libertados!