El 5 de marzo de 1858 estalla lo que se conoce en la
historia como la Revolución de Marzo, encabezada por Julián Castro y destinada
a acabar con el nepotismo de los Monagas. Desde Valencia, los revolucionarios
proclaman: «Hace diez años que la nación venezolana se encuentra regida por una
dinastía, tanto más detestable, cuanto que ha sembrado de abusos y de crímenes
la larga carrera de su aciaga dominación.
Los Generales José Tadeo y José Gregorio Monagas,
colocados alternativamente en la Presidencia de la República, lejos de tan alto
destino, han hecho de Venezuela su propio patrimonio y la han sumido en todo
género de desgracias...»
Días después, José Tadeo Monagas, que había recibido
la presidencia de manos de su hermano José Gregorio, renuncia y se refugia en
la sede de la Embajada francesa.
Esta acción que parecía destinada a evitar la guerra
civil, provocó un bloqueo franco-británico (por el Protocolo de Urrutia) frente
a nuestras costas. Es importante destacar que esta revolución, cuyo fin
inmediato era acabar con los abusos de poder de los Monagas -en opinión de
algunos historiadores-, es la chispa que prende la llama de una de las guerras
más cruentas de nuestra historia patria como fue la Guerra Federal.