Ezequiel Zamora nació en la población de Cúa, estado
Miranda, el 1º de febrero de 1817. De él dice Gil Fortoul que «tuvo todas las
cualidades buenas o malas del héroe popular: bravura, fanatismo partidario,
constancia indomable, odio sincero o, como él mismo decía, horror a la
oligarquía».
Perteneció a una clase social conocida con el nombre
de «blancos de orilla». Al trasladarse a Caracas continúa la escuela primaria
al estilo de Lancaster.
Zamora se radica en la población aragüeña de Villa
de Cura donde establece una tienda de víveres; allí desarrolla un prestigio de
comerciante probo y respetuoso. Para ese momento en que el joven Ezequiel aún
no ha frisado los 30 años, su relación con los comerciantes y el pueblo le
permiten palpar el descontento social provocado por la crisis económica que
ocasionó la guerra de la independencia y ante las propuestas del abanderado del
liberalismo Antonio Leocadio Guzmán se une a él, convirtiéndose en el Jefe
regional de los Liberales.
El 7 de septiembre de 1846 Zamora se alza en
Guambra, utilizando las consignas: Tierra y hombres libres, Respeto al
Campesino y Desaparición de los Godos, ganando la devoción popular y el nombre
de «General del Pueblo Soberano».
Ezequiel Zamora fue un militar, uno de los
principales protagonistas de la Guerra Federal (1859-1863), líder radical que
propugnaba una extensa reforma agraria a favor de los campesinos y defensor del
mutualismo.
El 23 de marzo triunfa en el encuentro del Palito, a
partir del cual planifica sus movimientos hacia los llanos occidentales. Toma
San Felipe el 28 de marzo y reorganiza la provincia como entidad federal con el
nombre de estado Yaracuy. El 10 de diciembre de 1859, se desarrolla la batalla
de Santa Inés, en la cual derrota al ejército centralista; siendo considerada
esta acción como fundamental en el proceso de la Guerra Federal y testimonio de
las excepcionales cualidades de Zamora como conductor de tropas. Después de
Santa Inés, Zamora se dirige hacia el centro del país con 3.000 soldados de
infantería y 300 jinetes, a través de Barinas y Portuguesa, pero antes de
aproximarse a Caracas, resuelve atacar San Carlos, cuya plaza principal estaba
defendida por el comandante Benito Figueredo, con 700 hombres.
Durante las acciones preliminares para la toma de la
plaza, el 10 de enero de 1860, recibe un balazo en la cabeza causándole la
muerte. La causa queda en el misterio. Algunos dicen que la bala salió de su
propio campo, obedeciendo órdenes de Falcón y Guzmán Blanco.
Su inesperado deceso cambió el rumbo positivo que
llevaba la guerra para los federalistas y produjo la pérdida, del que para
muchos fue el más importante líder popular del siglo XIX venezolano. Sus restos
reposan en el Panteón Nacional de Caracas desde el 13 de noviembre de 1872.