Este último domingo de mayo, es el Día
Del Árbol y comienzo de la Semana de la Conservación de Los Recursos Naturales
Renovables.
Es a partir de 1951, que por
Resolución del Ministerio de Educación, se celebra en toda Venezuela el Día del
Árbol, destinándose la última semana de mayo como de la Conservación de
nuestros Recursos Naturales Renovables, con lo que se ha querido fomentar el
amor por las maravillas del reino vegetal.
Pero no es sólo en Venezuela que tal
acontecimiento ocupa la atención de autoridades y pueblo, sino que en todas
partes del mundo, con algunas que otra diferencia en fecha, en nombre o en
alcance, se destina un día o una semana para tan justa y significativa
celebración.
La fiesta del árbol ha venido a servir
como puente de estrecha relación entre Hombre y Naturaleza, donde el primero
reconoce y agradece a la segunda los innumerables beneficios que en un sinnúmero
de casos ha recibido, declarando la imposibilidad de vida para el género
humano, si no existiera el reino vegetal. Ha venido a constituir la Fiesta del Árbol,
la fecha donde la humanidad se reconcilia con la Madre Naturaleza y que ésta
nos perdona por los desmanes, que en uno u otro momento hace el hombre contra
ella. Es el día en que una vez por todas, debemos aprender a tener conciencia
de que nuestras condiciones de vida dependerán en el futuro de nosotros mismos,
en la medida de nuestro mejor o peor comportamiento con el mundo que nos rodea.
Ese reconocimiento a la naturaleza debe traducirse en respeto y conservación de
sus recursos, lo que va unido a la tendencia, en nosotros, de más fuentes de
bienes naturales para la subsistencia, es decir más productos vegetales, más
agua, más arborización, más áreas verdes, más parques, más aire puro, más
incentivo para la conservación de nuestra flora y fauna, más materia prima
vegetal para nuestras industrias, más bellezas naturales; y con todo esto, una
Venezuela más rica, más sana, más próspera, un país por el que nos sentiremos
más orgullosos de ser Venezolano.